

Así como dice la escritura, la palabra que escuchamos del Señor debe ir acompañada con una alta y suficiente porción de fe; fortaleciéndonos cada vez más en Su presencia, alimentándonos de Su Palabra y valiéndonos de las pruebas que Dios permite en nuestra vida para aumentar la paciencia, la esperanza, la mansedumbre, la templanza y un corazón agradecido. Teniendo siempre la certeza de que la gloria venidera será mayor que la primera.
Nos debe llenar de profundo gozo saber que tenemos un gran Sumo Sacerdote que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. (Hb.4:15, RVR60) Jesús es el único que en realidad puede entender todo aquello que cotidianamente enfrentamos, porque el mismo que padeció siendo tentado en todo, es poderoso para socorrer a los que son tentados.
¿Estamos siendo tentados y probados en nuestra fe? ¿Tendemos a olvidar o pasar por alto todo lo que Dios ha hecho por nosotros en el pasado? Reconsideremos nuestros caminos, y volvamos a nuestro Dios arrepentidos cada vez que dudemos que el Señor no está durante la prueba, o que quizá se olvidó de nosotros. Recordemos que Su fidelidad es infinita y Sus misericordias son nuevas cada mañana, como nos lo enseña la Palabra de Dios:
Porque Jehová es bueno; para siempre es su misericordia,
Y su verdad por todas las generaciones. (Salmo 100:5, RVR60)
Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad. Mi porción es Jehová, dijo mi alma; por tanto, en él esperaré. Bueno es Jehová a los que en él esperan, al alma que le busca. Bueno es esperar en silencio la salvación de Jehová. (Lamentaciones 3:22-26, RVR60)
El Señor nos exhorta para que no haya entre nosotros Sus hijos, corazones malos llenos de incredulidad. Por el contrario, nuestra fe debe permanecer firme hasta el fin. Clamemos pues al Padre Eterno, porque Él es el único que puede librarnos de todo pecado, levantarnos y fortalecernos en nuestras debilidades. Porque cuando somos débiles entonces somos fuertes. (2 Cor 12-10, RVR60).
El mismo Jesús,
....en los días de su carne, ofreciendo ruego con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte fue oído a causa de su temor reverente.
Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para los que le obedecen. (Hebreos 5-9, RVR60).
Amados hermanos, esperemos con paciencia y gran fe las promesas de nuestro BUEN DIOS. Tomemos como ejemplo la fe de Abraham y Sara:
Por la fe Abraham...
Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida como en tierra ajena, morando en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa; porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios. Por la fe también la misma Sara, siendo estéril, recibió fuerza para concebir; y dio a luz aun fuera del tiempo de la edad, porque creyó que era fiel quien lo había prometido. (Hebreos 11:8a/9-11, RVR60)
Asi que amados, no seamos tercos en nuestro corazón, ni fluctuemos constantemente en nuestra fe, no sea que después de que el Señor nos tomó de la mano para sacarnos de la esclavitud del mundo (nuestro Egipto), Él mismo se desentienda de nosotros.
No como el pacto que hice con sus padres el día que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto; Porque ellos no permanecieron en mi pacto, y yo me desentendí de ellos, dice el Señor. Por lo cual, este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en la mente de ellos, y sobre su corazón las escribiré; y seré a ellos por Dios, Y ellos me serán a mí por pueblo. (Hebreos 8:9-10, RVR60)
Corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante.
Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. (Hebreos 12:1-2, RVR60)

¡PONGAMOS NUESTROS OJOS EN EL AUTOR Y CONSUMADOR DE LA FE!